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La quesada es un postre típico de Cantabria, es dulce y cremoso. Ideal para el desayuno y el postre. Esta receta nos la trae nuestra amiga Marivi.

Ingredientes:
 2 huevos
180 gr. de azúcar
150 gr. de harina
1 yogur natural de limón
 Ralladura de 1 limón
500ml  de leche
5 cucharadas de canela en polvo
mantequilla para untar el molde

Elaboración:

En una fuente de horno untamos la mantequilla para que no se pegue la quesada.

Ponemos el horno a precalentar a 170ºC

En un bol ponemos los huevos enteros, el azúcar y la ralladura de limón.Batimos bien. Después agregamos poco a poco la harina sin dejar de batir y mezclar. Ahora añadimos el yogurt de limón.

A continuación y sin dejar de mezclar, vertemos poco a poco la leche a la mezcla.
Por último agregamos la canela.

Se prepara el molde para la quesada, untándolo con la mantequilla.

En un cuenco se echan los huevos, el azúcar, la ralladura de limón o el zumo y la canela.

Se bate todo bien y se le echa poco a poco la harina. Se remueve otra vez todo y se echa la leche. Después de batirlo de nuevo todo junto, se echa en el molde.

Vertemos la mezcla de la quesada en el molde o fuente e introducimos en el horno durante unos 40 minutos.

El horno se ha precalentado y se mete el molde con la quesada, durante unos 40-50 minutos, a 150º.

Una vez lista la sacamos del horno, dejamos enfriar y listo.

El Potaje de Brezas es una receta de La Línea de la Concepción muy típica de los viernes de Cuaresma.

Aunque no seas creyente viene muy bien adoptar esta tradición y así desintoxicarse un poco después de los excesos de invierno y preparar la operación bikini.

Para el Potaje de Berzas linense necesitamos

Ingredientes:

2 litros de agua
1 kilo de garbanzos castellanos
1 kilo de judías verdes que allí llaman habichuelas verdes
½ Kilo de pulpo congelado- previamente descongelado
2 zanahorias
2 tomates maduros escaldados- sigue nuestra recomendación para prepararlos aquí
1 pizca de pimentón de la vera
sal al gusto
aceite de oliva virgen extra
1 hoja de laurel

Elaboración:

Dejamos los garbanzos en remojo la noche anterior con un poco de sal para que no se encallen. Además sacamos del congelador los trozos de pulpo y guardamos en la nevera para que se vaya descongelando. A la mañana siguiente lavar los garbanzos y poner en una olla grande con agua fría a calentar. Una vez comience a hervir agregamos el pulpo, la hoja de laurel y sal al gusto.

Tapamos la olla y dejamos cocinar unos 50 minutos. Mientras tanto lavamos y cortamos las habichuelas verdes. Una vez cortadas las agregamos a la olla. Quitamos la piel a las zanahorias, lavamos, cortamos en trozos grandes y las añadimos a nuestro potaje.

Escaldamos los tomates y los cortamos en trozos.

Ponemos a calentar en una sartén las 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra cuando comience a calentar agregamos el pimentón e inmediatamente los tomates para que no se queme el pimentón. Dejamos cocinar unos 5 minutos y agregamos a la olla.

Dejamos cocinar hasta que los garbanzos y el pulpo estén tiernos.

Hace unos días que hizo tan bueno, nos animamos a disfrutar de la terraza de la Casa Árabe en Madrid ubicada en las Antiguas Escuelas Aguirre muy cerca del Parque del Retiro. Han puesto el restaurante Shukran de cocina libanesa y mediterránea

En un ambiente relajado con un buen servicio de camareros puedes disfrutar del sol de Madrid.

La cerveza que tienen es la Bramante, que es una cerveza artesana muy refrescante.

La cocina está bien con platos bien elaborados y sabrosos. Se basa en la cocina libanesa sobre todo con platos tan típicos como la pastela.

La pastela, siempre que vamos a un restaurante árabe es nuestra elección. Este delicioso plato estaba relleno de arroz, no la había probado así antes y me pareció curiosa.
Los postres también son deliciosos os lo recomiendo

En cuanto al precio está muy ajustado con un menú diario muy asequible, con buena relación calidad precio. Los platos son para mi opinión,  un poco escasos en el menú y sirven poca cantidad aunque te quedas satisfecho.

La Vaca Picada tiene varios restaurantes en Madrid, nosotros estuvimos en el de las Tablas. Donde se han instalado bares y restaurantes con una atractiva y soculenta oferta gastronómica muy interesante.

El local es pequeño pero cómodo y está muy limpio. Me gustan los locales con grandes ventanales como los de la Vaca Picada, dejando ver la calle y sobre todo la luz.

El servicio de camareros es muy amable y servicial. En cuanto a la comida deciros que tiene un menú diario muy sugerente a un precio muy ajustado.

En cuanto a los aperitivos son bastante flojos y algo caros. Te recomiendo pedir una hamburguesa más grande y postre que pedir entrantes.

Las hamburguesas las tienen de dos tipos de carne la de pollo y la de lomo de Cebón del Norte.

En cuanto a los tamaños las hay para todos los gustos. Desde 160 gr hasta 660gr. Para mí la ideal es la de 250gr.

Todas las hamburguesas van acompañadas de salsa y patatas fritas. Las hay muy curiosas y deliciosas como la de león con cecina o la parma. Pero a mí me gustan las de toda la vida y pedí la clásica.

El panecillo es muy suave y esponjoso pero consistente, la carne está en su punto y deliciosa.

Por último comentaros que tiene servicio de poder llevartelo a casa.

Esta receta es también ideal para compartir con amigos a la hora del aperitivo con una copa de vino y así abrir el apetito.

Ingredientes:

500 grs. de champiñón
1 cucharada de harina de maiz
3 dientes de ajo
2 guindillas
1/2 vaso de agua templada
1/4 vaso de vino fino
Aceite de oliva virgen extra
Sal
pimienta
1/2 vaso de queso de mozzarella rallada- nosotros hemos utilizado Finello de Arla

Elaboración:

Limpiamos bien los champiñones con un cepillo- tipo de dientes-. Ahora los cortamos en rodajas gordas los champiñones.

Precalentamos el horno a 180ºc si no disponemos de microondas con grill.

Picamos el ajo también y la guindilla.  Ponemos a calentar una sartén con una cucharada de aceite de oliva virgen extra, cuando comience a calentarse el aceite agregamos los champiñones junto con el ajo picado y la guindilla.

Rehogamos unos minutos y vertemos el vino. Dejamos que vaya evaporando el alcohol y mezclamos y removemos bien la harina con el agua templada. Una vez hecho lo vertemos a la sartén con los champiñones.
Dejamos cocinar unos 5 minutos y salpimentamos.

Ahora lo pasamos a una fuente para horno y espolvoreamos la mozzarella rallada por encima de los champiñones.

Por último lo introducimos en el horno unos 5 minutos. Sacamos y servimos en una fuente o plato grande.

El Knish es una masa horneada muy típica en los días de frío de Nueva York. Proviene del Este de Europa. El clásico es tan solo con puré de patatas pero existen múltiples rellenos. Normalmente se rellena con puré de patatas, carne, cebolla y  chucrut, también los hay de puré con  hígado de ternera, otros los rellenan de queso azul y espinacas.... Suele ser muy consistente por lo que es ideal para compartir con tu refresco favorito a la hora del aperitivo.

Hemos utilizado en esta receta callejera neoyorquina el delicado queso azul de Castello de Arla pues le da un toque muy especial al Knish.

Ingredientes:

2 tazas de harina
1 cucharadita de levadura
1/2 cucharadita de sal
2 huevos
2 cucharadas de agua
2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
2 tazas de puerros finamente picado
sal y pimienta al gusto

1 taza de puré de patatas
3 cuchardas de queso azul de calidad como el castello de Arla
1 huevo batido con una cucharadita de agua, para batir
orégano para decorar

Elaboración:

Mezclar la harina, la levadura y la sal en un recipiente grande. Hacer un hueco en el centro de la harina parecido a un volcán para poder incorporar los huevos, 2 cucharadas de agua y 1 de aceite de oliva.
Mezclamos todo muy bien hasta que tengamos una masa homogénea.

Amasamos la masa y colocamos en una recipiente untado en aceite de oliva. Tapamos con un trapo y dejamos reposar durante 1 hora.

Precalentamos el horno a 180ºC

En una sartén, rehogamos los puerros con una cucharada de aceite de oliva hasta que se reblandezcan. Salpimentamos y retiramos del fuego. Agregamos el delicado queso azul y mezclamos, ahora agregamos el puré y removemos bien hasta conseguir una crema homogénea.

En una mesa lisa a la que hemos espolvoreado harina trabajamos la masa. Hacemos pequeñas bolas del tamaño un poco más pequeña que una pelota de tenis y haremos un volcán en el medio de cada una. Salen unas 8 bolas. Ahora las rellenamos con ayuda de una cuchara cada bola con nuestra mezcla de puré, puerro y queso azul. Después cerramos con los dedos nuestro Knish de queso azul y puerro, creando una especie de paquete.

Colocamos cada bola en una bandeja para horno y pintamos la superficie con el huevo batido. Horneamos durante 40 minutos y espolvoreamos para decorarlos con orégano.

Listos para compartir con amigos.

La sal desde que el hombre es hombre ha sido un producto indispensable, Ya los romanos pagaban a sus legionarios en sal, de ahí deriva la palabra salario, que custiodaban las caravanas que transportaban el precioso mineral a través de la Vía Salario.

Por las costas andaluzas, algunos ejemplos son las ruinas de Baelo Claudia en la fantástica playa de Bolinia de Tarifa o las ruinas del fortín de la playa de Santa Barbara en La Línea de la Concepción que se construyó sobre un saladero de pescado romano. Los romanos se dedicaron a construir saladeros para conservar en ánforas el pescado salado para transportar fácilmente y así alimentar a sus tropas. También elaboraban una salsa de pasta de escado llamado Garo que apreciaban mucho.

La sal no solo sirve para sazonar y realzar el sabor de nuestros platos sino también para conservar los alimentos y desinfectar las heridas.

Hay un halo de supersticioso alrededor de la sal sobre todo si se derrama, también cuando alguien es simpático y gracioso se le llama saleroso o que tiene salero.

En muchas recetas tenemos indicado una pizca de sal, pero sabes realmente qué cantidad es la que estamos hablando. Parece ser que es 1/4 de gramo, pero es mejor contar con el buen ojo del cocinero para ni quedarnos cortos ni pasarnos en exceso con la sal.

Es mejor moderación ya que la sal es salud en su justa medida como todo en la vida.